(receta adaptada del libro "El aprendiz de panadero" de Peter Reinhart)
Primero debemos hacer nuestro poolish. Esto no es otra cosa que un tipo de prefermento.
Para ello disolvemos la levadura en la leche templada y agregamos la harina. Removemos hasta ligarlo todo.
Tapamos el cuenco con film y lo dejamos reposar a temperatura ambiente hasta que veamos que nuestro prefermento se ha vuelto una masa esponjosa y con burbujas, duplicando al menos su volumen. El mío estuvo 2 horas y media en reposo.
Una vez tengamos listo el poolish, lo vertemos en el bol de la amasadora junto con todos los ingredientes para la masa final exceptuando las nueces y pasas.
Amasaremos con el accesorio de gancho hasta que obtengamos una masa lisa, elástica y adherente pero no pegajosa. Además, nuestra masa habrá desarrollado el gluten perfectamente.
Al final del amasado añadimos las pasas y las nueces troceadas y las integramos.
Aceitamos ligeramente un bol y la superficie de la masa y la dejamos reposar en él a temperatura ambiente y tapada con film hasta que duplique su tamaño. Como has visto en la foto de más arriba, no la pierdas mucho de vista, ¡que desborda!
Esta fermentación primaria puedes hacerla en frío, dejando reposar la masa en la nevera durante la noche.
Cuando la masa esté a punto, la pesaremos, y separamos una tercera parte, la envolveremos en film y la guardaremos en la nevera.
Con el trozo grande que nos queda, haremos una bola y la dejaremos fermentar sobre la bandeja del horno forrada con papel de hornear y cubierta con un paño hasta que duplique su tamaño. Esta es la que llamamos fermentación secundaria.
Sacamos el trozo de masa que teníamos en la nevera y lo dividimos en dos trozos iguales.
Damos forma de cordón a ambos. Deben ser lo suficientemente largos como para que podamos colocarlos sobre la bola y sobren unos 8cm por cada lado.
Colocamos los cordones sobre la bola en forma de cruz y partimos por la mitad cada trozo de los extremos que sobresalen, enrollando cada uno sobre sí mismo y lo enganchamos en la bola.
Horneamos el Christopsomos con el horno precalentado a 180ºC y la bandeja en posición intermedia durante 35 minutos.
Es muy probable que se dore suficiente antes de acabar el horneado, así que no dudes en cubrir tu pan con papel de aluminio para acabar de cocerlo sin que se queme.
Una vez hecho y aún caliente, es el momento de glasearlo si lo deseamos.
Mezclamos el agua, el azúcar y el zumo de limón y pincelamos el Christopsomos.
Seguidamente espolvoreamos con semillas de sésamo para que queden pegadas.
Dejamos enfriar completamente el pan antes de comerlo. ¡Qué difícil es esto!
También puedes hacer la masa a mano desde el inicio, pero a mí me resulta más cómodo hacerla primero en la amasadora, ya que ésta está pegajosa al principio.