
No hay nada como lo hecho en casa. Y esta afirmación vale para los dulces, las buenas comidas y como no los aperitivos.
Es el caso de estas patatas chips caseras, que te quedarán de lujo si lees este post, porque no solo te voy a dar la receta (muy sencilla) sino que te voy a contar los «trucos» para que la fritura sea un éxito.
¡Vamos a ello!
Empecemos por el principio:
La patata:
Si quieres triunfar con unas patatas fritas (no importa si son chips o no) lo primordial es tener una patata de calidad.
En el mercado encontrarás muchas clases de patata, pero no todas son aptas para la fritura.
A mí me resulta bastante difícil encontrar unas buenas patatas en el supermercado. Y suele ocurrir que cuando las fríes, éstas se hacen rápidamente por fuera, llegándose a tostar, pero por dentro no están hechas, y quedan blandas y poco apetecibles.
Esto ocurre porque son patatas llenas de agua para su rápido crecimiento y al freírlas, la sueltan en el aceite, bajando su temperatura y la patata medio se fríe, medio se cuece…¡un caos!
Por eso tengo comprobado que la clave está en comprar una patata de calidad, de huerta, que ha tenido su tiempo para crecer y no está «atiborrada» de agua. Si tu frutero de confianza trae patatas compradas a pequeños agricultores, ¡no lo dudes! Hazte con ellas y verás la enorme diferencia.
El aceite:
Bueno, como ya sabrás si te has pasado por el apartado del blog Sobre mí, soy de Jaén, así que qué voy a decirte yo sobre el aceite de oliva.
Para la fritura te recomiendo mucho la variedad Picual ya que aguanta muy bien las altas temperaturas que requieren este tipo de elaboraciones.
A decir verdad, en casa estamos muy acostumbrados al sabor del aceite y nos gusta, así que yo uso esta variedad para casi todo.
Otra cuestión es la temperatura. Es importante que mantengas el aceite a una temperatura elevada y constante. Esto impide que la patata lo absorba y quede blanda. En cambio, obtendremos una patata crujiente. ¡Lo que nos gusta!


Patatas chips caseras
Ingredientes
- 3 patatas medianas
- Abundante aceite de oliva virgen extra
- sal en escamas al gusto
Instrucciones
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Pelamos y lavamos las patatas.
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Vertemos abundante aceite en una sartén y lo calentamos a fuego fuerte.
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Mientras el aceite se calienta, cortamos las patatas en láminas de un par de mm de grosor.
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Echa una patata y si el aceite bulle rápidamente, está en su punto.
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Echa las patatas de una en una, sin llenar demasiado la sartén. Tendrás que hacer dos o tres tandas para freírlas todas.
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Verás que al echar la patata, ésta se hunde y sube a la superficie en pocos segundos.
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Fríe las patatas hasta que estén doradas.
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Echa por encima un poquito de sal en escamas.
Otros trucos que puedes aplicar:
- Si no confías mucho en la calidad de las patatas que tienes, puedes apretarlas entre dos hojas de papel de cocina para quitarles parte de ese agua que sueltan y así evitar en la medida de lo posible que la suelten en el aceite después.
- Yo siempre suelo lavar las patatas justo después de mondarlas y antes de cortarlas según la elaboración que vaya a hacer. Así evito echarlas a la sartén recién lavadas (y por tanto mojadas).
- El lavado de las patatas es esencial por higiene, pero además hace que nos podamos deshacer de parte del almidón que contienen, responsable de que se formen esos «pegotes» y no queden sueltas.
- Puedes usar un termómetro de cocina si quieres tener la temperatura del aceite bajo control. Ésta suele rondar entre los 150ºC.
- No pongas a freír muchas patatas a la vez, esto hará que no se hagan de manera uniforme y queden algunas bien y otras sigan más crudas.

Después de este post, tus patatas fritas pasarán a otro nivel, ¡te lo aseguro!
Si tienes cualquier duda o más trucos que aportar, cuéntamelo más abajo en un comentario.
Hasta la próxima receta.
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